Los callejones de Guanajuato son el alma de la...
agosto 15, 2025
Los callejones de Guanajuato son el alma de la ciudad, llenos de historia y anécdotas.
Los callejones de Guanajuato son mucho más que simples pasajes estrechos. Son testigos vivos de la historia de la ciudad, modelados por la minería, el trabajo de los obreros y el folclore local. Según el cronista de la ciudad, Eduardo Vidaurri Aréchiga, estos laberintos no surgieron de una planeación formal, sino de una necesidad práctica. Alrededor de las haciendas de beneficio, como la de Cervera, se formaron “cuadrillas” para los trabajadores, y estos asentamientos espontáneos dieron origen a los callejones naturales que hoy definen el corazón de la capital.
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Cada uno de estos angostos caminos guarda anécdotas que se reflejan en sus nombres peculiares, algunos tan entrañables como insólitos.
La toponimia de los callejones de Guanajuato es un reflejo de su historia. Algunos nombres están ligados a las condiciones del entorno en siglos pasados. Por ejemplo, el callejón Caño Puerco, cerca de La Bola, fue nombrado así por un desagüe que solía estar muy sucio. De manera más sombría, el callejón Perros Muertos era un terreno donde se arrojaban perros sin vida, funcionando como una especie de cementerio canino.
Sin embargo, no todos los nombres son lúgubres. El callejón Luna de Enero evoca versos y noches frías, mientras que el callejón Espejo del Burro, cerca del templo de Cata, muestra la picardía guanajuatense. Otros, como El Potrero o Corazones, reflejan usos utilitarios o sentimientos, revelando la diversidad emocional de la vida local.
El folclore y la tradición oral también juegan un papel crucial en la historia de los callejones de Guanajuato. El Callejón de los Changos, uno de los más pequeños, debe su nombre a historias que se transmiten de generación en generación. Aunque no siempre están documentadas, estas anécdotas forman parte de la memoria colectiva de la ciudad.
Vidaurri Aréchiga concluye que la riqueza de los callejones es invaluable. Nombres como Laurel, La Hoja Seca, Cuesta China y Centinela, entre otros, son parte del patrimonio urbano y emocional de la ciudad, y cada uno cuenta una historia que espera ser descubierta por quienes se aventuran a recorrer sus laberintos.
Fuente: http://oem.com.mx