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Martha Sepúlveda, la colombiana que tendrá una muerte digna con eutanasia

Martha Sepúlveda es la primera colombiana a la que...

octubre 8, 2021

Martha Sepúlveda es la primera colombiana a la que se le aplicará la eutanasia sin tener ninguna sin padecer alguna enfermedad terminal.

Con 51 años de edad padece de esclerosis lateral amiotrófica que le provoca dolores indescriptibles y le ha quitado la posibilidad de caminar y desplazarse. Debido a este padecimiento solicitó la eutanasia para morir dignamente y detener su sufrimiento.

Este domingo a las siete de la mañana se le realizará el procedimiento y asegura sentirse muy tranquila y feliz por esta decisión.

La eutanasia fue despenalizada en Colombia en 1997, pero se convirtió en ley hasta 2015. Desde entonces se han realizado 157 procedimientos.

La Corte Constitucional confirmó en julio pasado la extensión de la cobertura del derecho a morir dignamente a los pacientes no terminales; anteriormente el procedimiento estaba habilitado solo para personas con enfermedades terminales en estado avanzado.

“Si es desde el plano espiritual, yo estoy totalmente tranquila. Soy una persona católica, me considero muy creyente de Dios, pero, repito, Dios no me quiere ver sufrir a mí y yo creo que a nadie. Ningún padre quiere ver sufrir a sus hijos”, aseguró

Una decisión difícil

Aunque al inicio pareció una decisión muy complicada, para la familia aseguró que es mucho más difícil verla padecer la enfermedad que poco a poco ha debilitado sus músculos y funciones físicas.

Su hijo de 22 años, Federico Redondo se encargó de realizar los trámites necesarios para la eutanasia.

En una entrevista al medio BBC mencionó que su madre no concebía la vida postrada en una cama y es justo lo que la esclerosis lateral amiotrófica le estaba provocando.

“Empezó a perder fuerza en las piernas, a requerir apoyo para caminar en distancias más o menos largas. Luego requería apoyo para todo tipo de caminatas incluso dentro de casa.

A principios de este años empezó a requerir apoyo para ir al baño. Después, había que bañarla y vertirla. En ocasiones se le dificultaba comer o cepillarse, porque las manas estaban perdiendo fuerza” dijo Federico.

Aunque para él nunca fue una carga velar por su madre, descubrió que la condición precaria en la que estaba, su desespero e indignidad la estaban consumiendo.

“Creo que demuestro más mi amor si la apoyo en esta decisión que ella tomó”, aseguró.

Por último, dijo que desde que le dijeron que podría morir, su mamá se encuentra muy tranquila y feliz.

El domingo después del procedimiento eutanásico se hará una cremación y una celebración, porque han sido sus peticiones.

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